El dictado

Un método muy empleado en nuestros centros escolares para el aprendizaje de las reglas ortográficas es el dictado. En clase, se realizan dictados aislados y desconectados en muchas ocasiones de las unidades didácticas que se programan. Los alumnos se aburren y los consideran un instrumento de evaluación tedioso.

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¿Cómo realizar un dicatdo que motive a los alumnos?

En primer lugar, elegiremos un texto un poquito extenso que sea agradable para nuestros alumnos y adecuados a su edad e intereses. En este relato aparecerán palabras, frases o reglas ortográficas que nosotros queremos trabajar. Los alumnos lo leerán más de una vez con atención, conversarán sobre el argumento, los personajes y la secuencia para llegar a una adecuada compresión conveniente para dictarlo. De este modo, los alumnos recordarán en su mente las palabras escritas de manera correcta y al elegir un fragmento del texto que ya han trabajado previamente, recordarán con claridad las ideas encadenadas y evitaremos el dictado aislado e inconexo que no tiene hilo conductor.

En segundo lugar, el profesor leerá el párrafo seleccionado de forma clara y pausada (la articulación influye en los aprendizajes ortográficos directamente) y después escribirá en la pizarra las palabras o frases que sean objeto de dudas para que los niños las fijen visualmente; estaremos trabajando la ortografía a nivel preventivo. Dichas palabras o frases podrán permanecer y utilizarse como material de apoyo en el dictado posterior o borrarse, dependiendo del nivel educativo.

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En tercer lugar, el profesor procederá a dictar el párrafo. Irá despacio y dictando las frases completas, con sentido y claridad (no conviene repetir cada frase más de dos veces, se perdería bastante la capacidad atencional de los alumnos). Después una vez terminado el dictado, se volverá a leer el texto para que los alumnos puedan corregir errores u omisiones.

En cuarto lugar, la corrección. Es un elemento fundamental para la asimilación de las reglas ortográficas y podrá efectuarse de diversas formas. Una de ellas consistirá en salir diferentes niños a la pizarra e ir escribiendo las distintas frases del párrafo correctamente, corrigiendo y explicando los errores (corrección colectiva). Otra manera de trabajo más individualizada consistirá en señalar los errores en el cuaderno con diferente color al usado para escribir el dictado, anotando al final o en los márgenes las palabras escritas correctamente y formando una frase con ellas. No es conveniente que escriban las palabras erradas muchas veces pues se cansarán y tenderán a hacerlo sin prestar atención.

En quinto lugar, los alumnos podrán plasmar en dibujo las palabras o frases equivocadas, así lo fijarán más en la mente recordando su imagen plástica.

Vía: Revista «Segundo y tecer ciclo: Maestra de Primaria» nº 15

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