Qué es el trastorno negativista desafiante

El trastorno negativista desafiante va mucho más allá que unas pataletas, rabietas o comportamientos desafiantes de los niños, porque cuando se habla de trastorno se habla de algo mucho más serio y que además debe ser diagnosticado y tratado por un especialista.

Cuando el niño crece y durante su desarrollo tendrá diferentes momentos de su vida que mostrarán rebeldía y conductas desafiantes pero que serán totalmente normales en su desarrollo sin tener que tratarse ni mucho menos de un trastorno negativista desafiante. Estas etapas suelen ser a los dos años y en la adolescencia y son totalmente necesarios para que el niño pueda desarrollar una autoestima adecuada, cree su identidad, aprenda a tener criterio propio y que además pueda madurar correctamente consiguiendo una autonomía necesaria para cualquier persona.

Si tienes un hijo y tiene una actitud desafiante a la figura adulta de forma constante y sus conductas se vuelven extremas y le dura mucho en el tiempo, entonces quizá será necesario la consulta  a un profesional para que descarte la posibilidad de que pueda tener o desarrollar en el futuro este trastorno, que a la larga si no se trata a tiempo puede ocasionar en comportamientos disociales y que pueda desarrollarse con normalidad.

nene enfadado
Fuente: edukame.com

 

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En la mayoría de casos este comportamiento del menor no nace de la nada, este tipo de aprendizaje suele ser aprendido o en respuesta a problemas emocionales que no han sido resueltos de forma satisfactoria. El empleo de refuerzos negativos por parte de los padres cuando los niños son pequeños ayuda a que los niños adopten este tipo de comportamientos inadecuados que afectan tanto a los niños como a las personas que le rodean.

Los síntomas más notables de este trastorno son los siguientes:

  • El niño tiene rabietas fuertes y frecuentes.
  • Discute con los adultos a menudo.
  • Se niega a hacer caso a los adultos en las órdenes.
  • No acepta límites ni normas ya que lo cuestiona todo.
  • Le gusta hacer enfadas a los otros.
  • Culpa a los demás de su mal comportamiento.
  • Suele estar enfadado constantemente o con una actitud desafiante y de oposición.
  • Habla de forma hostil.

Si piensas que tu hijo cumple todas estas características y lleva comportándose así durante largo tiempo te aconsejo que acudas a un profesional para valorar no sólo cómo tratar al niño, sino también para ver qué cambios se deben hacer en casa, ya que los padres tienen un papel activo en este asunto.

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