El alto grado de exigencia
Los chicos perfeccionistas son personas lentas y demasiado exigentes con quienes no son como ellos, empobreciendo así sus relaciones personales, pues piden a sus amigos todo lo que se exigen as sí mismos, causando un malestar conjunto y una gran ansiedad en todos los que les rodean: “Me niego a que otra persona me coloque mis cosas o a que limpie mi habitación, NADIE PUEDE HACERLO MEJOR QUE YO”.
¿Cómo es un perfeccionista?
- Se entretiene con detalles minuciosos que le distraen de la parte principal en cualquier asunto.
- Es indeciso y duda casi siempre, pues cree que podría haber hecho mejor las cosas, pero se resiste a delegar o confiar en los demás.
- Se siente ansioso a nivel físico y psíquico, y atormentado por un diálogo interior continuo, su mente va a gran velocidad pero sin concluir en nada claro… lo que le lleva a actuar para encontrar un alivio inmediato.
- Sus pensamientos son extremistas y polarizados: “llevo a cabo este asunto hasta el final y bien hecho o no lo hago”. Así sus actos están muy limitados.
- Le cuesta comprometerse y abandona tareas que podría hacer bien; sin embargo, teme no satisfacer sus expectativas o las ajenas, y sentirse desvalorizado.
- No sabe equivocarse, no acepta fracasos, se viene abajo con amargura y pesimismo; esto provoca que no corra riesgos, disminuyendo sus propias capacidades.
¿Cómo puedo ayudar a reducir el comportamiento tan perfecto de mi hijo o de mi alumno?
Para practicar el control del pensamiento perfeccionista, plantéale las siguientes preguntas:
¿Ocurre algo si alguna vez cometes errores en tu vida? ¿Solamente existe un modo perfecto y único para hacer las cosas?
Después actúa y coméntale que la persona activa y práctica sabe confiar en los demás, delegar y distribuir las tareas. También sabe marcarse limites, decidir y después, CON TRANQUILIDAD, no pensar más sobre la misma cuestión.
Preocupación-obsesión-compulsión
Todos sabemos lo desagradable que puede ser el agobio de las preocupaciones insistentes…estos tipos de preocupación implican pensamientos que causan ansiedad pero que cambian de un día para otro. Las obsesiones, en cambio, son preocupaciones relativamente estables, pues lo mismos pensamientos aparecen de forma repetida, resultando perturbadores o alarmantes, y llegando a provocarnos sentimientos de vergüenza. Nuestros intentos por desecharlos son, en la mayoría de los casos, vanos y buscamos modos de conseguir alivio para deshacernos de estas obsesiones aunque sea de manera temporal, adoptando determinados comportamientos o pensamientos llamados compulsiones o rituales.
Las obsesiones son pensamientos o imágenes que provocan ansiedades o inquietudes persistentes. Son impulsos negativos, repetitivos, que generan angustia, miedo, aversión y vergüenza.
Las compulsiones son acciones o pensamientos que reducen estas ansiedades y angustias, haciéndolas disminuir temporalmente.
Publicado: Revista «Maestra de Primara. Nº17»