Un ejemplo de amistad, solidaridad y compañerismo que nos llega desde China y nos permite reflexionar sobre las acciones que podemos realizar día a día por el otro
Todos los días por los últimos 3 años, el joven Xie Xu (18 años) ha estado cargando sobre su espalda a un amigo y compañero de clase discapacitado para que no se pierda las clases. Su amigo sufre una distrofia muscular, una enfermedad que produce una progresiva reducción del esqueleto y la masa muscular, además de una expectativa de vida reducida. De todas formas, Zhang Chi (19 años) ha terminado la escuela secundaria gracias al apoyo incondicional de su amigo Xie Xu y ahora se preparan para separarse porque cada uno seguirá un trayecto universitario diferente.
Sin embargo Xie Xu no solamente es un gran compañero, además es uno de los estudiantes con mejores notas en la clase, al igual que Zhang Chi. Por si fuera poco, la ayuda que Xie Xu le brinda a Zhang Chi ha ayudado a que otras personas también se muestren atentas y solicitas ante sus necesidades. La colaboración y el sentimiento de cooperación se extiende cuando hay personas que ejercen una buena influencia en el grupo, por eso los directivos de la escuela de estos dos jóvenes chinos están muy felices del ejemplo que dan estos dos grandes amigos.
Zhang Chi no ha faltado ni una sola vez a clase, todo gracias a que Xie Xu y el resto de sus compañeros lo ayudan a no atrasarse y a sentirse integrado aún pese a la afección que tiene. Un verdadero ejemplo de solidaridad en el aula que debería transmitirse a todos los aspectos de la vida, ya que no estamos solos en el mundo muchas veces necesitamos ayuda o nos la piden, y no siempre respondemos con una sonrisa y una actitud amable.
La solidaridad en el aula
Es muy importante ayudar a generar un clima de colaboración y solidaridad en el aula. Los jóvenes tienen que aprender los valores del trabajo en equipo, de la ayuda mutua y de la preocupación por el otro, ya que ninguna sociedad puede considerarse plena cuando uno de sus componentes la está pasando mal por algo que se podría haber evitado.
Las diferentes escuelas y universidades de España cuentan con programas sociales diseñados para ayudar a atender diferentes inquietudes y necesidades, pero es muy importante que todos los alumnos se involucren.
Hoy en día la inmigración, el cambio climático y el envejecimiento de la población, entre otros factores, forman parte de las preocupaciones de políticos, docentes y empresarios. La sociedad está viviendo etapas de una gran mixtura y lidiar con esas situaciones requiere una actitud solidaria que muchos no poseen, por eso se generan situaciones de conflicto racial y ataques contra extranjeros.
El ejemplo de estos dos estudiantes chinos tiene que servir para que las personas empiecen a entender que la escuela no es solamente un espacio donde vamos a aprender contenidos, aunque es una parte muy importante de la formación académica, sino que allí es donde se deben transmitir los valores que emplearemos luego en nuestra vida en sociedad. Aprender a respetar al otro, a ayudarlo con aquello en lo que tiene problemas, aceptar su ayuda cuando no sabemos o nos resulta difícil hacer algo a nosotros. Pareciera que muchas escuelas hoy están avocadas únicamente a completar el plan de estudios, tomar dos o tres exámenes y que las notas numéricas definan la capacidad de éxito de los sujetos en el mundo, pero la realidad es muy diferente.
Se trata de trabajar desde la escuela, con la familia, los alumnos y el resto de la comunidad educativa para lograr una sociedad mejor donde haya colaboración, trabajo en equipo y entusiasmo. La solidaridad es un elemento que no puede faltar en el aula porque serán los niños y adolescentes de hoy los que mañana estarán a cargo, y si ellos no son justos y solidarios, difícilmente sus hijos lo sean.
Por supuesto que la escuela y las instituciones educativas no son los únicos que tienen algo que ver con la formación en valores de los sujetos. La familia y el círculo de amigos siguen teniendo un papel preponderante en esta etapa de formación, pero lo cierto es que si desde la escuela se empieza a fomentar la solidaridad, el trabajo en equipo, el respeto hacia el otro y la defensa de las diferencias, entonces estaremos poniendo nuestro granito de arena para un mundo mejor.
Un ejemplo en clase
Soy profesora de danzas folclóricas y siempre encontramos, en cada una de las diferentes clases que damos, alumnos que aprenden más rápido que otros, o a los que les sale mejor un determinado paso o recuerdan una estructura a la perfección. En vez de felicitarlos constantemente y dejar a los que fallan de lado, lo mejor que se puede hacer es crear un ámbito de trabajo solidario donde los que más fácil aprenden ayuden a los que necesitan más ayuda, generar confianza y un clima de trabajo donde todos puedan sentirse libres, sin temor a equivocarse. Una nota no definirá quiénes son ellos en la vida, pero sus actitudes hablan mucho de ellos. Siempre preferiré un alumno que no tiene dominados los pasos a la perfección pero ayuda a sus compañeros, trabaja y se esfuerza, antes que a un bailarín de lujo que trata mal al resto o los critica porque no les sale algo bien al primer intento.