La enuresis afecta al rendimiento escolar al alterar el descanso nocturno

La vuelta al cole trae consigo la vuelta a la rutina diaria y la necesidad de tener que realizar un importante desembolso para la compra de libros de texto, materiales, ropa y uniformes, así como la elección de las actividades extraescolares para cuadrar todo bien.

Lo que no siempre hacemos es en parar a pensar como todos estos cambios puede afectar al pequeño. En el caso de aquellos niños que siguen mojando la cama, a la preocupación del inicio del curso, se une su trastorno. Tal como indica el Dr. Javier Quintero, jefe del Servicio de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital Universitario Infanta Leonor de Madrid, director de Psikids, la enuresis puede provocar “un menoscabo del autoconcepto y la autoestima, para luego producir ciertas consecuencias en la interacción con los demás y eso, en el contexto de desarrollo normal de un niño de 6, 7 u 8 años, indiscutiblemente empieza a ser un problema adicional que acaba derivando en sintomatología ansiosa, fundamentalmente, y depresiva en un segundo tiempo”.

Lo que los expertos denominan enuresis, mojar la cama por las noches pasados los 5 años, afecta a más niños de los que se cree. Según la Dra. Almudena Sánchez, pediatra del CAP Les Hortes de Barcelona y experta en enuresis, “en torno a un 10% de niños de más de 5 años, en torno al 5% en niños de 10 años y en torno al 3% de adolescentes” la padecen.

“Es cierto que hay un declinar muy rápido de la enuresis a lo largo de la vida y así la prevalencia en mayores de 18 años es menor del 0,5%, pero en los adolescentes sigue siendo bastante frecuente y muchas veces con un mayor impacto y una mayor inseguridad; a partir de los 12 años, en la adolescencia, lo social es fundamental, todo lo que tiene que ver con la construcción de la personalidad, el afrontamiento, el adolescente lo va a referenciar al grupo, con lo que el concepto de grupo es muy importante y la sensación de inseguridad que transmite a un niño es una dificultad, más que en otras etapas de la vida”, asegura el Dr. Quintero.

¿Por qué y hasta cuándo se produce?

Orinarse en la cama obedece a un fallo en el mecanismo del despertar, que impide que los menores despierten cuando su vejiga está llena, a la alteración del ciclo circadiano de la hormona antidiurética -la vasopresina- que provoca que no disminuya la producción de orina durante la noche o a la inestabilidad vesical con contracciones involuntarias del músculo detrusor, principalmente, aunque existen otras causas.

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Es cierto que hay casos de enuresis que se resuelven espontáneamente con el paso del tiempo, “cuando se realizan seguimientos a largo plazo de sujetos enuréticos, se objetiva una resolución espontánea con una frecuencia 14% y 15% anual” (1,2). Esto significa que de cada 100 niños que mojan la cama, tan solo 15 se curan sin intervención del pediatra, o lo que es lo mismo, 8,5 de cada 10 niños que hoy se hacen pis en la cama, continuarán haciéndolo el próximo curso.

La enuresis puede tener distintos grados y soluciones y lo adecuado es consultar con el pediatra cuanto antes, pues “la enuresis moderada (3-6 noches/semana) o grave (diaria) y la que persiste pasados los 9 años de edad(3), difícilmente se resolverá sin acudir al pediatra”.

La enuresis se asocia, además, con bajo rendimiento escolar, pues los niños que se orinan en la cama descansan peor al tener que levantarse para el cambio de sábanas, pijama, etc.

Por eso, es importante consultar con el pediatra y/o enfermería de pediatría, pues son los primeros profesionales sanitarios que atenderán y ayudarán al niño.

Tras una entrevista sobre los hábitos del menor, el pediatra podrá hacer un diagnóstico y tratar al niño en caso de ser necesario ya sea con terapia motivacional, alarma, opciones terapéuticas o terapia combinada. 

Los padres deben tener en cuenta la enuresis pues los menores que desarrollan sus estudios de primaria, ESO o Bachillerato no deberían añadir a las preocupaciones propias del curso, la de que se conozca su problema. Si hay algo que caracteriza a quien sufre escapes nocturnos, es la vergüenza de que sea público un trastorno que escapa a su control. Por ello, normalizar el problema también les ayudará.

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