Puestos de trabajo que dejaron de existir a causa de los avances tecnológicos y que son de lo más curiosos.
Los avances tecnológicos, el mundo digital, las rutinas electrónicas y la constante evolución del progreso del ser humano han dejado atrás algunos puestos de trabajo que si echamos un vistazo, los consideraríamos de la época de los dinosaurios.
Hoy compartimos con vosotros algunos de los puestos de trabajo más curiosos que ya no existen, y que con la actual crisis que estamos atravesando, nada mal vendría a algunos ejercer en ellos. Algunos de ellos pueden ser peligrosos, antiguamente incluso lo hacían niños.
REPONEDOR DE BOLOS
Muchos jóvenes se encargaban de configurar en las boleras la alineación en su justa medida para que los clientes estuvieran satisfechos. Hoy en día todo se reduce a una máquina.
DESPERTADOR HUMANO
¿Os imagináis que en vez de sonar nuestra alarma del móvil empiezan a aporrear la ventana de nuestro dormitorio? Este puesto de trabajo existió y el personal se dedicaba a asegurarse de que la gente se despertara a tiempo para no faltar a sus propios puestos de trabajo. Se usaban palos o incluso piedras. Los más normales llamaban a las puertas.
RECOLECTOR DE RATAS
Increíble, pero cierto. No bastaban los gatos. Se necesitaba personal para controlar la población de ratas. Las personas que obtuvieron este puesto de trabajo corrieron un gran riesgo por las infecciones que estos roedores traen consigo. Aun así, hicieron una gran labor previniendo la propagación de estos al público.
¿Habéis oído alguna vez la expresión de “dónde vas tan temprano que no han puesto ni las calles”? Antiguamente los faroleros se dedicaban a encender y apagar las luces de las farolas. Utilizaban palos largos que les permitía hacerlo con más facilidad.
Por suerte para algunos y por desgracia para otros, los avances tecnológicos nos ha n permitido evolucionar de manera que, el personal ha sido remplazado por una máquina. Actualmente han ido desapareciendo muchos puestos de trabajo, como en la agricultura. Y es que las máquinas son necesarias, pero en su justa medida.
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