Según un estudio reciente de IBM, solo el 23% de las alumnas de bachillerato quieren dedicarse al sector de la tecnología, mientras que en el caso de los alumnos, este porcentaje aumenta hasta el 46%. Son varios los factores que pueden influir en esta decisión. Aprovechando que hoy, 22 de abril, se celebra el Día Internacional de las Niñas en las TIC, queremos hablar de una serie de estrategias para que las alumnas decidan el paso de cursar carreras tecnológicas.
Modelos familiares igualitarios
Tesconi recuerda que, mientras las mujeres están infrarrepresentadas en las profesiones basadas en las TIC, su presencia es mayoritaria en campos profesionales relacionados con los cuidados. «Sin embargo, el hecho de que haya muchos menos hombres en ese campo no choca porque los cuidados se asocian de forma natural a la mujer. Por eso, habría que empezar por fomentar unos modelos familiares donde se reparta la carga de trabajo doméstica, de cuidados y laboral entre hombres y mujeres», señala. De esa forma, niños y niñas tendrían más libertad a la hora de emprender un camino u otro. «Ayudaría a que dejara de existir un camino de chicas y otro de chicos», añade la profesora de la UOC.
Visibilizar a las mujeres referentes en las TIC
La falta de confianza puede arruinar por completo cualquier vocación. Y, según los datos del informe PISA de 2015, las niñas se creen menos capaces que los niños a la hora de alcanzar objetivos que requieran habilidades científicas. Algo que también mostró una investigación publicada en 2017 en la revista Science, donde se preguntaba a niños y niñas si, cuando se les hablaba de una persona especialmente inteligente, creían que era de su sexo o del contrario. Cuando tenían menos de cinco años no había diferencias, pero a partir de los seis la probabilidad de que las niñas considerasen que la persona brillante fuera de su sexo descendía.
Evitar la separación entre letras y ciencias
La actual frontera entre ciencias y letras ha dejado de tener sentido, afirman los especialistas. «Hoy en día, todo está mezclado porque la tecnología es ubicua y las humanidades tienen un buen componente digital», asegura Susanna Tesconi, que afirma que cada vez se trabaja más para construir conocimientos de una forma más interdisciplinaria. El objetivo es romper las barreras entre las disciplinas, mezclarlas y que el alumnado aprenda conocimientos desde distintas perspectivas.
Enseñar la tecnología con la experimentación
Conectar la tecnología con situaciones que permitan experimentarla es una manera eficaz de perderle el miedo. Por eso, es buena idea enseñar la tecnología de una forma vivencial. «En pleno siglo XXI, no tener conocimientos tecnológicos es como no saber escribir. La tecnología no solo puede proporcionar un puesto de trabajo, también es algo que se necesita en el día a día. Debemos tener un saber crítico sobre ella porque la tenemos que comprar, la tenemos que escoger…», recuerda la investigadora del grupo DARTS de la UOC, quien cree que una buena forma de acercarla a todos es seguir la filosofía del tinkering, «de cacharrear, de ir probando para encontrarle el sentido al diseño y al uso de tecnología, y apropiárselo», argumenta.
Derribar las dificultades de acceso
Un reciente informe de la Unesco recuerda que solo el 22 % de los profesionales que trabajan en inteligencia artificial (IA) en todo el mundo son mujeres. Entre las acciones que podrían ayudar a aumentar ese bajo porcentaje, los especialistas apuntan a estrategias desde las propias empresas. «Considerar la entrada de las mujeres profesionales y competentes es una de las mejores formas de reducir la brecha de género dentro de la empresa. También es importante el control de las conductas dentro de la empresa para evitar actitudes machistas, desde las más directas como el acoso hasta otras como los micromachismos», afirma Gisela Vaquero.
Ampliar la visión masculina de la tecnología, incluyendo otras perspectivas
Según el informe Gender in the Global Research Landscape, en Estados Unidos y la Unión Europea la presencia de mujeres en física, matemáticas o ingeniería apenas supone el 25 % del total. Detrás de esas cifras hay muchos factores, y uno de ellos es que seguimos percibiendo lo tecnológico como algo masculino. Susanna Tesconi explica que la mayoría pensamos que un ordenador, un móvil o un circuito son tecnología, pero no pensamos que un tapiz o un ganchillo lo sean, a pesar de que también siguen un patrón matemático complejo, porque siempre se han desarrollado en ámbitos de mujeres. «Es necesario actuar sobre nuestra percepción de la tecnología», advierte.
Leyre Artiz
Comunicación de la Investigación y Medios Universidad Oberta de Cataluña