Desde su descubrimiento en 1866, el camino hacia la integración escolar y social para los niños y niñass con síndrome de Down, ha sido bastante largo y arduo; por ello, vamos a comentar cómo se integran y adaptan los diversos materiales dentro de un aula.
Discentes con estigmas
Una de las particularidades más llamativas de esta asimilación cromosómica es que poseen unos rasgos muy identificativos, entre ellos los ojos rasgados, macroglopsia, dedos rechonchos y cortos y caras redondas, similares a las de la población mongola (mongolismo).
Aparte de ser fácilmente identificables, poseen diversas patologías asociadas, como son las cardiopatías, problemas de discriminación visual (miopatías, daltonimos o/y estrabismo), paladar ojival, défici mental (este va desde un CI normal hasta una deficiencia mental profunda), problemas motrices generalizados, tanto en la psicomotricidad gruesa como en la fina, y niveles de audición bajos. Esta última alteración puede ser producida por una malformación, sordera de transmisión o por las múltiples infecciones (otitis cerosa).
Hoy día, es muy difícil contar con este tipo de alumnado dentro de una clase, debido a que la amniocentesis la detecta en estadios muy tempranos de la gestación. Las leyes, en este sentido, permiten que , en caso de una malforación, sin especificar el tipo, la futura madre pueda aborta. en cualquiercaso , población con este déficit todavía no ha desaparecido de las aulas, por lo que exige una integración global y normalizada.
El aula ordinaria
A la hora de trabajar con ellos dentro de una clase normal, debemos tener en cuenta sus múltiples problemas, Así, deberemos colocarlos lo más cerca posibles de la pizarra y de la mesa del maestro, para que pueda captar todas las explicaciones dadas a lo largo de la jornada escolar.
El tutor a cargo ha de ponerse en contacoto con el maestro de audición y lenguaje, entre otros, para pedirle información acerca de las dificultades que posee ese alumno en particular antes de comenzar el curso escolar.
Al inicio de la jornada, hemos de tener en cuenta que el discente acudirá a clases de apoyo y de logopedia en ciertas horas del día. Momento que aprovechará el profesor para enseñar, al resto de su alumnado, aquellos conocimientos que considere de menor interés, o menos necesarios para la intervención de la totalidad de la clase. Se evita así que se produzca segregación.
Dentro de las múltiples asignaturas, se intentará trabajar con él lo mismo que están trabajando el resto de compañerso de la clase. Por ejemplo, si toca trabajar ciencias naturales, el niño/a también trabajará este campo con fichas y materiales adaptados a su nivel intelectual. Estas se puden pedir a la profesora de educación especial. Esta será la rutina que se llevará a cabo a lo largo de la globalidad del curso.
Otro de los problemas más comunes es el trabajo en grupo, problema que se resuelve integrando al alumno dentro de los ejercicios de clase, haciéndole partícipe y componente de uno de ellos. Siempre se intentará colocarlo con los compañeros que mejor se lleva, dándole un pequeño trabajo (dibujo, palabras escritas, manualidad…) que no supongan una dificultad extrema para él.
Todas las explicacions se realizarán de la forma más visual posible, facilitando la incorporación de nuevos conocimientos, tanto para el alumno con Necesidades Educativas Específicas (NEEs), como para el resto.
Areas de intervención
Estas son ocho básicamente: percepción, atención, memoria, psicomotricidad, lectroescritura, lenguaje, contenidos vivenciales y aspectos socioafectivos. Hemos de procurar un material atractivo y motivador, realizar todos los aprendizajes por el mayor número de vías posibles (visual, táctil, alfativa, auditivas y gustativa) y las actividades han de ser sistemáticas y secuenciadas.
Tenemos que considerar que sólo podremos iniciar al discente en la lectura cuando haya adquirido adecuadamente la integración del esquema corporal, un buen desarrollo de la memoria y la atención, organización espacio-temporal, coordinación óculo-manual y un lenguaje básico.