La implementación de tecnologías educativas (EdTech) está transformando las aulas en todo el mundo, prometiendo mejorar la calidad de la enseñanza y ampliar el acceso a la educación. Sin embargo, organizaciones como Privacy International y el Relator Especial de la ONU sobre el Derecho a la Educación han levantado la voz de alarma: esta digitalización de la educación está teniendo un impacto preocupante en los derechos de privacidad y la seguridad de los estudiantes.
EdTech: educación bajo vigilancia
El uso de herramientas tecnológicas en entornos educativos, desde sistemas de monitoreo hasta análisis de datos masivos, está convirtiendo las escuelas en espacios de vigilancia continua. Estas herramientas recopilan información detallada sobre el comportamiento, las interacciones y las rutinas de los estudiantes, generando un archivo que podría revelar información sensible, como su orientación sexual, estado de salud o preferencias religiosas.
Privacy International ha señalado que, aunque el objetivo declarado de estas tecnologías es mejorar la eficiencia y la seguridad, en muchos casos terminan socavando los derechos fundamentales de los estudiantes. Según el organismo, la falta de regulaciones claras ha permitido que estas herramientas se utilicen con fines que exceden su propósito inicial, lo que podría exponer a los estudiantes a un futuro de explotación de datos.
Riesgos y desigualdades
El Relator Especial de la ONU ha subrayado que la digitalización de la educación, aunque tiene el potencial de mejorar el acceso en comunidades remotas y desatendidas, también está exacerbando las desigualdades. Los estudiantes de familias más privilegiadas pueden beneficiarse de una mayor conectividad y recursos tecnológicos, mientras que los de contextos vulnerables podrían quedar rezagados, tanto por la falta de acceso como por el uso invasivo de estas herramientas en sus entornos educativos.
Además, la creciente presencia de intereses comerciales en el ámbito de la educación plantea preguntas sobre quién se beneficia realmente de la implementación de estas tecnologías. Para muchas empresas, la recopilación de datos se ha convertido en un motor de lucro, priorizando las ganancias sobre el bienestar de los estudiantes.
Llamado a una regulación robusta
Privacy International y otros organismos internacionales han instado a los gobiernos y las instituciones educativas a reconsiderar su dependencia del EdTech. Proponen una revisión integral de los procesos de adquisición y un fortalecimiento de las salvaguardas de derechos humanos, incluida la privacidad de los estudiantes. Además, destacan la necesidad de implementar normas internacionales que garanticen que estas tecnologías no violen derechos fundamentales y que sean utilizadas únicamente con fines educativos legítimos.
La educación digital como herramienta de empoderamiento
Aunque las preocupaciones son numerosas, la digitalización de la educación también tiene un enorme potencial cuando se implementa de manera adecuada. Como destacó el Relator Especial de la ONU, la tecnología debe utilizarse como una herramienta para empoderar a los estudiantes y prepararles para un futuro digital, sin comprometer su privacidad ni su seguridad. Este equilibrio requiere un enfoque ético y transparente que garantice el respeto por los derechos de todos los estudiantes.
El desafío ahora es claro: encontrar formas de integrar la tecnología en la educación de manera inclusiva, equitativa y respetuosa con los derechos humanos. Solo así la educación digital podrá cumplir su promesa de ser una herramienta transformadora y no una amenaza a las libertades fundamentales.
Referencias: Pricavy Internacional y United Nations