La Comunidad de Madrid apuesta por la enseñanza tradicional: adiós a los dispositivos electrónicos en las aulas de Infantil y Primaria

La Comunidad de Madrid ha anunciado una medida pionera en el ámbito educativo: a partir del curso 2025/2026, eliminará el uso individual de dispositivos digitales en los colegios públicos y concertados para los alumnos de Educación Infantil y Primaria. La decisión, avalada por estudios pedagógicos y psicológicos, pretende recuperar el protagonismo del libro y el aprendizaje tradicional frente a la dependencia de pantallas, que a edades tempranas puede resultar más perjudicial que beneficiosa.

Esta medida, incluida en el nuevo Decreto que ultima la Consejería de Educación, Ciencia y Universidades, afecta a más de medio millón de estudiantes en alrededor de 2.000 centros sostenidos con fondos públicos. La normativa establece que ni los profesores podrán programar deberes o tareas que requieran el uso de tabletas, ordenadores o móviles fuera del aula.

Las ventajas del aprendizaje tradicional: el libro como pilar educativo

El regreso al libro y a la enseñanza tradicional no es un paso atrás, sino un avance consciente hacia una educación que respeta los tiempos naturales del desarrollo infantil. Numerosos expertos coinciden en que el libro, como herramienta educativa, fomenta la concentración, la memoria, la comprensión lectora y la capacidad crítica. Frente a la inmediatez y la distracción constante que ofrecen las pantallas, el libro invita al pensamiento pausado y a la reflexión, valores esenciales para un aprendizaje profundo y duradero.

Además, el contacto directo con el papel favorece el desarrollo psicomotor, especialmente en las primeras etapas, cuando los niños aprenden a escribir, subrayar, tomar notas y relacionar conceptos de forma manual. Este proceso contribuye no solo al aprendizaje académico, sino también al desarrollo de habilidades cognitivas fundamentales.

La tecnología, sí… pero cuando toca

La medida del Gobierno regional no supone un rechazo a la tecnología, sino una defensa de su introducción en el momento adecuado. La tecnología tiene su lugar en el proceso educativo, pero debe llegar más adelante, cuando el alumno haya desarrollado la madurez y las capacidades necesarias para utilizarla de forma responsable y crítica.

El exceso de dispositivos electrónicos a edades tempranas no solo distrae, sino que dificulta la adquisición de habilidades esenciales como la lectura profunda, la escritura estructurada y el razonamiento lógico. La tecnología puede ser una poderosa herramienta de apoyo, pero no debe sustituir los cimientos que solo la enseñanza tradicional puede proporcionar.

Uso limitado y compartido de dispositivos

La normativa madrileña permitirá un uso compartido y puntual de dispositivos digitales con fines pedagógicos, siempre bajo la supervisión de los docentes y con límites estrictos según la edad: una hora semanal para alumnos de 3 a 6 años, hora y media para los de 7 a 9 años y hasta dos horas semanales para los de 10 a 12 años. Para los estudiantes de Secundaria, serán los propios centros quienes establezcan las normas, en función del grado de madurez y necesidades académicas.

También te puede interesar:  2024 Año Internacional de los Camélidos que contribuyen a la sostenibilidad de los pueblos más remotos

Una medida respaldada por la ciencia

Diversos estudios han demostrado que el uso excesivo de pantallas en la infancia está vinculado a problemas de concentración, déficit de atención, dificultades en la expresión oral y escrita, y menor rendimiento escolar. Por el contrario, el aprendizaje tradicional, apoyado en el libro, el papel y la escritura manual, fortalece la memoria a largo plazo y potencia la comprensión lectora, habilidades clave para el éxito académico y personal.

Formación integral y protección de la infancia

La medida también responde a una preocupación creciente por el bienestar emocional de los menores. Las pantallas, utilizadas de forma temprana y sin control, pueden generar ansiedad, dependencia digital y problemas de socialización. La enseñanza tradicional favorece la interacción real entre alumnos y profesores, fomenta el debate y el trabajo colaborativo presencial, y desarrolla habilidades sociales que son esenciales para la vida.

La Comunidad de Madrid marca el camino

Con esta decisión, la Comunidad de Madrid se convierte en la primera región de España en dar un paso decidido hacia una educación que prioriza el desarrollo cognitivo, emocional y social de los niños, reforzando la enseñanza clásica antes de introducir la tecnología. Aquellos centros que ya cuenten con programas docentes basados en dispositivos digitales dispondrán de un año de moratoria, hasta agosto de 2026, para adaptarse a la nueva normativa.

En palabras del consejero de Educación, Emilio Viciana, «los libros y la enseñanza tradicional siguen siendo la mejor herramienta para garantizar un aprendizaje sólido, profundo y duradero. La tecnología llegará, pero lo hará cuando los alumnos estén preparados para aprovecharla y no para ser esclavos de ella».

La Comunidad de Madrid envía un claro mensaje al resto del país: la educación no necesita pantallas para ser moderna, sino una base sólida que permita a los niños crecer, pensar y aprender antes de enfrentarse a un mundo digital cada vez más complejo.