Compartimos con vosotros algunas de las mejores fábulas infantiles cortas que son ideales para leer a los más pequeños. ¿Preparados?
Las fábulas infantiles son relatos cortos en lo que, en muchas ocasiones, aparecen animales y objetos inanimados que pueden hablar y actúan como humanos. Este tipo de relatos se suele utilizar como un recurso didáctico para enseñar a los niños sobre diferentes cuestiones. De este modo, las fábulas suelen encerrar una moraleja o enseñanza, con la que se dejan en evidencia determinadas actitudes que resultan inapropiadas.
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Según la Wikipedia: «La fábula es una composición literaria breve, generalmente en prosa o en verso, en la que los personajes principales son animales o cosas inanimadas que presentan características humanas. La fábula tiene «una intención didáctica de carácter ético y universal» que la mayoría de las veces aparece en la parte final de esta misma, proporciona una enseñanza o aprendizaje, que puede ser útil o moral y es conocida generalmente como moraleja».
A continuación, vamos a compartir algunas fábulas infantiles cortas ideales para leer a los niños.
Fábulas infantiles
1 – El Adivino
Instalado en la plaza pública, un adivino se entregaba a su oficio. De repente se le acercó un vecino, anunciándole que las puertas de su casa estaban abiertas y que habían robado todo lo que había en su interior.
-Oye, amigo, tú que te vanaglorias de prever lo que ocurrirá a los otros, ¿por qué no has previsto lo que te sucedería a ti?
El adivino no supo qué responder.
(Moraleja: no hay que fiarse de aquellos que dicen que pueden adivinar el futuro de los demás. Tan sólo pretenden estafarnos y quitarnos nuestro dinero)
2 – El congreso de los ratones
Había una vez una familia de ratones que vivía en la despensa de una casa, pero temiendo siempre los ataques de un enorme gato, los ratones no querían salir. Ya fuera de día o de noche este terrible enemigo los tenía vigilados.
El jefe de los ratones dijo a los presentes:
– Os he mandado reunir para que entre todos encontremos una solución. ¡No podemos vivir así!
– ¡Pido la palabra! – Dijo un ratoncillo muy atento.
– Atemos un cascabel al gato, y así sabremos en todo momento por dónde anda.
Tan interesante propuesta fue aceptada por todos los roedores entre grandes aplausos y felicidad. Con el cascabel estarían salvados, porque su campanilleo avisaría de la llegada del enemigo con el tiempo para ponerse a salvo.
– ¡Silencio! – Gritó el ratón jefe, para luego decir:
– Queda pendiente una cuestión importante:
– ¿Quien de todos le pone el cascabel al gato?
3 – Lobo con piel de cordero
Pensó un día un lobo cambiar su apariencia para así facilitar la obtención de su comida. Se metió entonces en una piel de oveja y se fue a pastar con el rebaño, despistando totalmente al pastor.
(Moraleja: Según hagamos el engaño, así recibiremos el daño)
4 – El niño y los dulces
Un niño metió su mano en un recipiente lleno de dulces. Y tomó lo más que pudo, pero cuando trató de sacar la mano, el cuello del recipiente no le permitió hacerlo.
Un amigo que estaba cerca le dijo: – Confórmate solamente con la mitad y podrás sacar la mano con los dulces-.
(Moraleja: Nunca trates de abarcar más de lo debido, pues te frenarás)
5 – La cigarra y la hormiga
La cigarra era feliz disfrutando del verano: El sol brillaba, las flores desprendían su aroma…y la cigarra cantaba y cantaba. Mientras tanto su amiga y vecina, una pequeña hormiga, pasaba el día entero trabajando, recogiendo alimentos.
– ¡Amiga hormiga! ¿No te cansas de tanto trabajar? Descansa un rato conmigo mientras canto algo para ti. – Le decía la cigarra a la hormiga.
– Mejor harías en recoger provisiones para el invierno y dejarte de tanta holgazanería – le respondía la hormiga, mientras transportaba el grano, atareada.
La cigarra se reía y seguía cantando sin hacer caso a su amiga.
Hasta que un día, al despertarse, sintió el frío intenso del invierno. Los árboles se habían quedado sin hojas y del cielo caían copos de nieve, mientras la cigarra vagaba por campo, helada y hambrienta. Vio a lo lejos la casa de su vecina la hormiga, y se acercó a pedirle ayuda.
– Amiga hormiga, tengo frío y hambre, ¿no me darías algo de comer? Tú tienes mucha comida y una casa caliente, mientras que yo no tengo nada.
La hormiga entreabrió la puerta de su casa y le dijo a la cigarra.
– Dime amiga cigarra, ¿qué hacías tú mientras yo madrugaba para trabajar? ¿Qué hacías mientras yo cargaba con granos de trigo de acá para allá?
– Cantaba y cantaba bajo el sol- contestó la cigarra.
– ¿Eso hacías? Pues si cantabas en el verano, ahora baila durante el invierno-
Y le cerró la puerta, dejando fuera a la cigarra, que había aprendido la lección.
(Moraleja: Quien quiere pasar bien el invierno, mientras es joven debe aprovechar el tiempo)
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¿Qué te parecen todas estas fábulas infantiles para poder leer a los más pequeños?