Durante una conferencia internacional en Roma y el Vaticano, el Pontífice pidió reflexionar sobre los riesgos de la IA en el desarrollo intelectual y moral de las nuevas generaciones
En un mensaje dirigido a los participantes de la Segunda Conferencia Anual sobre Inteligencia Artificial, Ética y Gobernanza Corporativa, el Papa León XIV lanzó una llamada de atención sobre los posibles efectos de la inteligencia artificial en la educación y el desarrollo de niños y adolescentes. La conferencia, celebrada entre el Palazzo Piacentini y la Sala Regia del Vaticano, reunió a líderes del ámbito académico, empresarial y religioso para debatir sobre el uso responsable de esta tecnología.
El Pontífice advirtió que la rápida expansión de la inteligencia artificial, especialmente en su versión generativa, está cambiando profundamente la manera en que los jóvenes acceden al conocimiento. “Ninguna generación anterior ha tenido un acceso tan inmediato y amplio a la información como la actual”, afirmó. “Pero el acceso a los datos —por muy extenso que sea— no debe confundirse con la inteligencia”.
La IA en la educación: herramienta o riesgo
Aunque reconoció el enorme potencial de la IA para apoyar el aprendizaje y la investigación, el Papa alertó sobre los riesgos que puede suponer su uso sin una orientación ética. “Nos preocupa el impacto que pueda tener sobre el desarrollo intelectual y neurológico de los jóvenes”, señaló. “Nuestros niños y adolescentes deben ser acompañados en su camino hacia la madurez y la responsabilidad, no expuestos sin protección a herramientas que pueden condicionar su forma de pensar o reducir su capacidad de reflexión”.
León XIV retomó ideas de su predecesor, el Papa Francisco, al insistir en que la inteligencia artificial es “ante todo una herramienta”, y que su valor moral depende de las intenciones de quienes la diseñan y utilizan. “Puede emplearse para fomentar la justicia y el bien común, pero también para manipular, dividir o perpetuar desigualdades”, advirtió.
Una visión integral de la formación
Desde una perspectiva educativa, el mensaje del Papa plantea la necesidad de considerar el papel de la IA no solo en la instrucción académica, sino también en la formación integral de la persona. Esto incluye —dijo— la dimensión intelectual, sí, pero también la dimensión ética, espiritual y relacional. “Educar no es solo transmitir datos o habilidades técnicas, sino preparar a los jóvenes para comprender el mundo y actuar con libertad, criterio y sentido de la responsabilidad”, destacó.
En este sentido, el Pontífice propuso valorar las implicaciones de la IA desde una visión humanista de la educación, que respete la dignidad del alumno como sujeto activo en su proceso de crecimiento. “La sabiduría auténtica no consiste en saberlo todo, sino en descubrir el sentido de la vida”, afirmó.
El papel de los educadores
El Papa también se refirió al papel insustituible de padres, docentes y educadores en este proceso, y pidió fomentar un aprendizaje intergeneracional que ayude a los jóvenes a integrar la tecnología en su vida con sentido crítico. “Los adultos tenemos la tarea de acompañar, orientar y ayudar a las nuevas generaciones a discernir”, explicó. “La tecnología no puede reemplazar el encuentro humano, la experiencia compartida y el diálogo formativo”.
Finalmente, León XIV animó a que los debates sobre inteligencia artificial no se limiten al ámbito técnico o económico, sino que incluyan a los educadores y a las comunidades escolares, pues de ello depende el futuro de la convivencia, la justicia y la solidaridad en el mundo.
El mensaje se enmarca en una línea clara que el nuevo Pontífice ha trazado desde su elección en mayo de este año: poner a la persona en el centro del debate sobre el desarrollo tecnológico. Y, en particular, defender el derecho de cada niño y joven a recibir una educación que no solo prepare para el mercado laboral, sino que también forme ciudadanos responsables, libres y comprometidos con el bien común.