Fina tenía un pañuelo color naranja
Todos los días, Fina lavaba su pañuelo color
naranja con agua y jabón y lo colgaba en la soga
para que se secara.
Un día, el viento se levantó muy temprano y cuando el viento se levanta muy temprano, tiene tiempo para correr y jugar.
El viento vio el pañuelo de Fina colgado en la soga; entonces lo descolgó y se lo llevó.
El pañuelo en el viento ya no era un pañuelo color naranja, era un pájaro color naranja que volaba y volaba. El pájaro color naranja se posó en la rama de un árbol y empezó a cantar.
El pájaro en la rama ya no era un pájaro color naranja, era una naranjita dulce y madura.
Entonces, cuando Fina vio la naranjita en la rama, se puso a cantar una canción de cuna que su mamá le cantaba cuando era pequeñita.
«Naranjita dulce
mi botón de azahar
despierte que es hora
de ir a jugar.»
La naranjita dulce cayó sobre el campo verde.
La naranjita en el campo ya no era una naranjita, era una flor color naranja.
Era la flor del azafrán, que crecía como una estrella en el suelo.
La flor en el suelo ya no era una flor color naranja, era un pañuelo color naranja, el mismo pañuelo que Fina lavaba todos los días con agua y jabón y colgaba en la soga para que se secara.
Si usted encuentra a Fina paseando por el campo, avísenle que su pañuelo color naranja ya no lo tiene el viento; está dobladito y planchando adentro de este cuento que yo les he contado.