«La priera condición para que un ser pueda ejercer un acto comprometido está en que éste sea capaz de actuar y reflexionar» Paulo Freire.
Parafraseando a este gran educador, podríamos decir que no existe compromiso si no estamos dispuestos a cambiar y transformar de una manera positiva la realidad que vivimos.
El compromiso es un sentimiento que nos obliga a involucrarnos con nosotros mismos y con los demás.
Uno de los principales obstáculos que encontramos en el momento de educar y formar niños comprometidos es que ellos son testigos de una sociedad que se ha construido sobre los pilares dela individualidad y la indiferencia en la que generalmente se elige la opción de alejarnos de los compromisos, sobre todo de aquellos que exigen esfuerzo.
Por eso, tenemos el deber de enfrentar a nuestros alumnos a una realidad diferente, en la que puedan desempeñarse como verdaderos protagonistas y puedan criticar, tomar decisiones y sentirse parte de la vida comunitaria.
Los educadores sabemos que el camino del compromiso es posible y estamos obligados moralmente a recorrerlos junto a nuestros alumnos.
- Un pequeño compromiso que crece con el tiempo
El compromiso es algo que debemos cultivar todos los días para que se fortalezcan. Por eso, les sugerimos realizar esta actividad: Proporcionar a los niños la creación de un espacio verde en la escuela. Para ello, podemos solicitar a las familias que regalen plantas o conseguir famillas. Todos las semanlas serán ellos mismos los que elegirán, mediante una votación, alos jardineros que se ocuparán de su cuidado.
- Compromisos a nuestra medida
Organizar los días lunes, un cambio beneficioso para el aula y la convivencia. Por ejemplo: Si alguien habla, todos lo escuchamos. Al terminar el día debemos dejar el aula ordenada.
Formularlo por escrito y firmarlo entre todos. Al finalizar la semana, reflexionar y evaluar si se ha podido cumplir.
Vía: «Maestra de Primaria nº 42»