Cómo saber si un niño está sufriendo ciberacoso

El mes de septiembre ha traído consigo el inicio de un nuevo curso escolar. Con ello también las dudas y conflictos relacionados con el acoso escolar o bullying. Se trata de una práctica, que por desgracia, es cada vez más habitual, dando el salto al mundo online en forma de cyber-bullying. Conocer si nuestros hijos están sometidos a esta práctica, es una de las principales dudas de los padres. Por este motivo, desde Panda Security han elaborado un decálogo para conocer si esto es así.

sufrir ciberacoso

Hay que destacar que la facilidad de acceder a Internet ha afectado al comportamiento de la sociedad. Esto ha provocado la aparición de muchas amenazas, algunas en forma de acoso que pone en riesgo la integridad de los más pequeños.

Tips para saber si se sufre ciberacoso

Veamos a continuación algunos de los tips que han compartido desde Panda Security.

  • Un menor que sufre ciberbullying puede llegar a manifestar síntomas físicos como: trastornos del sueño, dolor abdominal, diarreas, vómitos, fatiga, cefalea, pérdida de apetito, neurosis, depresión, ansiedad o vértigos. Incluso su lenguaje corporal cambia, comenzando a caminar encorvado de hombros y con la cabeza gacha.
  • También puede sufrir alteraciones en su estado de ánimo y en su psique como: baja autoestima, conductas autodestructivas como autolesiones, pensamientos suicidas, tendencias obsesivas en cuanto a la conexión Internet (desarrollando fobia s su uso o conectándose de forma compulsiva) y cambios de humor. El menor puede sentir tristeza o indiferencia ante cosas que antes le motivaban, mostrarse agresivo sin motivo ni justificación, además de presentar una actitud tensa ante su entorno más cercano.
  • Otro de los cambios delatores es el de los hábitos, dejando de comer o comiendo de forma obsesiva, abstención escolar buscando excusas o directamente escapándose de las clases y apartando actividades extraescolares de las que antes disfrutaba. También puede sufrir un descenso repentino del rendimiento académico y falta de concentración.
  • Los padres o tutores pueden sospechar si el menor hace un cambio radical en sus relaciones habituales, por ejemplo, si ya no va con sus amistades de siempre, deja de acudir a fiestas de cumpleaños y otros eventos con los compañeros de clase, no quiere salir del domicilio, se vuelve reservado y evita la conversación o reacciona de forma desmesurada a una broma.
  • Otras señales son, por ejemplo, que en los recreos y momentos en los que comparte espacios con sus compañeros, con menos supervisión adulta que en clase, puede tender a buscar lugares apartados y solitarios. También, que el menor presente lesiones físicas inexplicables o que su ropa o pertenencias estén deterioradas sin explicación.
También te puede interesar:  Pos y contras del uso de las redes sociales en el aula

Este tipo de intimidación tiene lugar a través de aplicaciones de mensajería, correos, redes sociales e incluso videojuegos, tiene unos rasgos comunes: incapacidad de percepción del daño causado a la víctima, anonimato tras el que resguardarse y roles digitales autoimpuestos. “Se podría decir que el ciberbullying se ha vuelto un complemento del acoso que reciben los menores en las aulas”, apostilla Hervé Lambert, de Panda Security.

Últimos artículos