Constantemente escuchamos las proezas de niños que son considerados genios por sus padres o maestros. Realmente, la genialidad es algo que no se ve tanto, y siendo sinceros muchos padres movidos por el entusiasmo y el cariño pueden considerar a sus hijos, niños inteligentes como niños geniales. En el mundo, apenas el 2% de la población mundial, puede colocarse en ese rubro de «dotados».
Durante largo tiempo, los científicos han debatido sobre la genialidad, sin que haya nada concluyente sobre las diferentes formas de interpretarla. Lo que sí sabemos es que hoy en día, se considera genial, a una persona dotada de un talento fuera de lo común, es decir con una capacidad intelectual extraordinaria.
Cuando se tienen niños en casa, hay que estar al tanto de su desempeño, de su modo y rapidez para aprender para así poder ayudarle en el proceso de constante aprendizaje que tiene en su vida. Es importante identificar a los niños con alto coeficiente intelectual, porque así podremos asumir, la forma correcta de educarlos y ayudarlos. El niño es inteligente siempre, no existen niños a los que de manera común, llamarían «tonto», porque todos los niños en mayor o menor medida tienen la capacidad y el ansia de aprender y para cada uno, debemos esforzarnos en dar apoyo para que exploren toda su capacidad de aprendizaje.
Pero hoy nos referimos a los niños geniales que aprenden con gran rapidez y nos sorprenden con sus ideas y talentos. Como hemos dicho es importante conocer cuánto podemos esperar de la forma y la capacidad de aprender de nuestros hijos. Los niños especialmente dotados, tienen cualidades intelectuales que exceden de lo normal, porque aún siendo muy pequeño aprende rápido y busca aprender más. No hay que aventurarse a pensarlo un genio y exigirle o presionarle como tal, no son pequeños rasgos los que confirman su calidad de niño dotado, es un amplio estudio psicológico el que puede confirmar su aptitud especial de aprender.
Y aún así, los padres observadores atentos en casa, pueden reconocer la genialidad en los niños, como su capacidad de aprender a leer a temprana edad con gran facilidad, el interés por algo más que juegos infantiles, en la astronomía, la geografía y la biología. Su capacidad para expresarse perfectamente y tener una riqueza de vocabulario inusual en los niños de su edad.
Su madurez ante situaciones que podrían asustar o pasar inadvertidas para otros niños, y porque aunque muy hábiles en temas avanzados para su edad y maduros, son emocionalmente niños. Evidencias de que estamos frente a un niño que aprenderá de manera precoz y con éxito, y que al no tener a su alcance una estrategia de aprendizaje adecuada, se aburrirá y se verá presionando a sus compañeros de juego y de clase, lo que hace imprescindible que los padres y profesores asuman su especial cualidad y con base en ella, tracen su enseñanza aprendizaje.
No es fácil lidiar con el especial talento de un niño con una inteligencia superior, hay que hacer un esfuerzo por crear un entorno que se adapte a su inquietud de aprender. Hay que proveerle de asesoría psicológica y pedagógica, hay que educarle en un entorno en donde pueda explorar su inteligencia al máximo pero sin que sea un espacio educativo en donde se sienta inadecuado y tampoco en el que se convierta en un modo de presión para el resto de los estudiantes.
Hay que enfrentarse a las condiciones que crea su especial talento, sentirse aburrido, desmotivado, con apatía, aislamiento y falta de empatía. Hay que separar tiempo para convivir con nuestro hijo de especial talento, porque requiere más que otros niños conversaciones, explicaciones sobre lo que le intriga. Hay que esforzarse por integrarlo al ambiente familiar y social, de ninguna manera hacerle sentir que su inteligencia lo hace superior o inferior a otros niños, amigos y hermanos. Las actividades recreativas son muy importantes para que se integre y disfrute de la confianza, la amistad, la convivencia y la camaderia, porque muy inteligente, también sigue siendo un niño como todos.
Imagen: Digital Drawings