Mientras padres, docentes y psicólogos infantiles alzan la voz cada vez con más fuerza sobre los efectos negativos del uso precoz de pantallas y móviles, Elon Musk parece ir en la dirección contraria: ha anunciado la creación de ‘Baby Grok’, una versión “amigable para niños” de su asistente de inteligencia artificial. El anuncio, escueto y sin detalles técnicos, llega apenas semanas después de que Grok 4 —la versión principal del chatbot de xAI— generara polémica internacional por respuestas antisemitas, comentarios ofensivos y la inclusión de personajes sexuales en entornos accesibles para adolescentes.
Y ahora, el mismo modelo que aún lucha por demostrar que es seguro y ético para adultos, quiere colarse en la vida de nuestros hijos.
Un error anunciado
Desde la educación sabemos que el desarrollo cognitivo, emocional y social de los niños no puede confiarse a herramientas diseñadas para maximizar el tiempo de uso, la dependencia o el entretenimiento vacío. Sin embargo, la industria tecnológica continúa moviéndose en un eje muy diferente al de la pedagogía: capturar a los usuarios cuanto antes, fidelizarlos desde la infancia, y convertirlos en clientes de por vida.
¿Estamos dispuestos a permitirlo?
Los estudios académicos más recientes señalan que la exposición temprana a dispositivos digitales afecta negativamente al desarrollo de la atención, el lenguaje, la socialización y la autorregulación emocional. Y sin embargo, aquí estamos: frente a una nueva plataforma de inteligencia artificial que, con una sonrisa y un diseño infantil, pretende infiltrarse en el aula, en el dormitorio, en la intimidad del juego.
¿Qué puede salir mal?
Grok 4 —la base tecnológica de ‘Baby Grok’— ya ha sido noticia por:
- Generar mensajes de odio y respuestas sesgadas incluso cuando se le instruyó para buscar fuentes fiables.
- Incluir asistentes virtuales capaces de desnudarse o insultar al usuario, con estética de “anime kawaii”.
- Estar etiquetado como adecuado para mayores de 12 años, aunque su contenido se ha demostrado inadecuado incluso para adultos.
¿Y ahora vamos a confiarle a ese sistema el desarrollo intelectual de un niño de primaria?
Educar o entretener: una decisión urgente
El verdadero riesgo de plataformas como ‘Baby Grok’ no es solo lo que enseñan, sino lo que impiden que los niños aprendan: la conversación cara a cara, el juego libre, la resolución de conflictos, la espera, el aburrimiento creativo. El pensamiento crítico. En definitiva, el proceso real de crecer.
Si la educación tiene una función transformadora, no puede ceder terreno ante la lógica del entretenimiento perpetuo, ni permitir que los móviles o asistentes de IA suplan al maestro, al padre o al compañero de juegos.
Retrasar no es prohibir, es proteger
Desde el ámbito educativo, necesitamos hacer una defensa clara del derecho de los niños a una infancia sin algoritmos que les empujen a consumir, a repetir y a obedecer. No se trata de demonizar la tecnología, sino de introducirla con sentido, en el momento adecuado, con criterio pedagógico y supervisión adulta.
El acceso indiscriminado a asistentes virtuales como ‘Baby Grok’ no responde a ninguna necesidad educativa real, pero sí a intereses empresariales muy concretos. El “entretenimiento inteligente” es un disfraz. El objetivo es captar atención, recopilar datos y preparar consumidores.
Una llamada a familias y centros educativos
Frente a este nuevo intento de infantilización digital, debemos alzar una voz clara: NO todo vale. No todo lo que lleva el apellido “tecnológico” mejora la educación. No todo lo que dice ser “amigable para niños” lo es.
Las familias, los educadores y la sociedad en su conjunto tenemos el deber de proteger a la infancia, no con prohibiciones vacías, sino con decisiones valientes y fundadas en la evidencia pedagógica. Decir “no” a Baby Grok es un acto de responsabilidad.
Porque educar no es entretener. Y menos aún, adoctrinar con sonrisas digitales.
vía: euronews