Aprender inglés desde infantil, ¿por qué es tan importante?

Aunque en nuestro país no es obligatorio escolarizar a los menores de entre 0 y 6 años, la escolarización durante la educación infantil sigue siendo muy habitual en nuestro país. Para este curso 2022/2023, el número de niños matriculados en la etapa infantil supera el millón y medio, según cifras del Ministerio de Educación. Estas cifras se debe a los muchos beneficios que la escolarización temprana ofrece a los más pequeños, entre las que destaca la potenciación de la comunicación y el lenguaje, así como el desarrollo físico, emocional o personal.

Aprender un nuevo idioma

Entre todas las ventajas, una de las más importantes es que la edad infantil es el momento perfecto para aprender una segunda lengua con soltura. Según explica Rachael Symes, directora de Infantil y Primaria en el campus BSB Sitges de The British School of Barcelona (BSB), “hasta los seis años los niños están todavía en la fase de adquisición de su lengua materna. Sin embargo, hacia los tres años ya han desarrollado en gran parte el lenguaje hablado. Muchos niños de esta edad ya dominan su primera lengua, lo que les proporciona una base sólida para el aprendizaje de una segunda lengua, como, por ejemplo, el inglés. Al conocer ya el funcionamiento del lenguaje y tener práctica en la comunicación con los demás, son capaces de transferir fácilmente estas habilidades a la adquisición del segundo idioma.”

Son muchas las familias que, interesadas por esta inmersión lingüística para sus hijos desde bien pequeños, apuestan por un colegio internacional. De hecho, según datos del ISC Research, organización que analiza el mercado educativo internacional, España es el quinto país del mundo con mayor número de escuelas internacionales, destacando, por encima de todo, Barcelona y su área metropolitana. Y es que optar por la escolarización temprana en un entorno internacional supone preparar a los niños para comprender ideas más complejas relacionadas con la lectura y la alfabetización, que suelen impartirse con mayor profundidad en la siguiente etapa. Emma Overton, directora de Infantil y Primaria en el campus BSB Castelldefels, explica que “muchos niños tardan en adaptarse a los sistemas y a las rutinas, y a veces les falta la concentración necesaria debido a las expectativas más elevadas del currículo de primaria. A veces hay lagunas evidentes y claras en las habilidades de alfabetización, ya que la fonética temprana comienza con los niños de 3 años, donde se les ayuda a comprender las diferencias entre los sonidos. Este desarrollo fonológico se desarrolla a lo largo de los primeros años de vida, para que los niños tengan una base desde la que empezar a combinar y leer con fluidez. Y por este motivo es una ventaja que puedan familiarizarse con sonidos diferentes a los de la lengua materna desde bien temprano.”

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Contrariamente a lo que se pueda pensar, el hecho de aprender un segundo idioma desde muy pequeños no afecta a las habilidades comunicativas del niño en su lengua materna. “Lo realmente importante es que el niño entienda en qué contexto debe utilizar cada idioma y ser rigurosos con la lengua que empleamos en casa y en el colegio. Los niños lo entienden de una manera muy fácil y aprenden a gestionar el intercambio de idiomas de forma natural”, afirma Andrea Martin, coordinadora de Educación Infantil en BSB Castelldefels. Además de los aspectos puramente lingüísticos, la escolarización temprana está ampliamente reconocida por los beneficios sociales, personales y cognitivos que aporta al niño. Ms Katherine Monaghan, directora del campus BSB City de Barcelona, explica que “no se puede subestimar la importancia de la educación infantil en el desarrollo saludable de un niño. Los maestros de Educación Infantil son especialistas nativos altamente calificados, experimentados y apasionados en el desarrollo y la pedagogía de la primera infancia. Trabajan con gran dedicación para crear un entorno de aprendizaje que promueva la curiosidad, la independencia y la socialización en todo momento. Como resultado los niños crecen felices, y se convierten en futuros estudiantes reflexivos, ávidos por aprender, y con las habilidades y la confianza necesarias para hacerlo por sí mismos».