Las personas entre los 2 y 21 años acumulan 10,000 horas de videojuegos, televisión e internet, razón por la que a esta generación de niños se les llama “niños digitales”. Entre diario suelen jugar de media entre una hora y hora y media, mientras que los fines de semana llegan a alcanzar las tres o cuatro horas.
No obstante, no todos estos datos se deben interpretar negativamente, ya que se han llevado a cabo diferentes estudios al respecto, y a la conclusión que han llegado es que los videojuegos motivan a los niños, mejorando sin duda su capacidad de atención visual.
También se ha afirmado que otras capacidades cognoscitivas se ven alteradas positiva o negativamente en función del tipo de videojuego. Todo depende del videojuego que utilicen, si bien dejamos a un lado los de violencia, por lo general los videojuegos suelen ser educativos, quizás no como tal, pero si indirectamente, ya que mediante su práctica consiguen que el usuario, y especialmente los niños, aprendan jugando a controlar su atención y a entender, identificar y eliminar las conductas asociadas a la impulsividad.
Un ejemplo de ello es el sistema “Play Attention”, que se basa en la tecnología Bodywave, consistente en un brazalete que se coloca de manera externa y registra las señales cerebrales, es decir, funciona como interfaz para el control de los juegos utilizando solamente la mente, desaparecen los mandos.
Se consigue un seguimiento continuo por parte de los propios usuarios, padres, profesores o el agente implicado que intervenga en el proceso de aprendizaje. Los usuarios de Play Attention controlan los videojuegos con su atención, de modo que las conductas distractoras (agitarse, gritar o distraerse) hacen que el juego se detenga.
Cada uno de los juegos trabaja una habilidad específica relacionada con la memoria, atención y concentración. Al ser una tecnología especializada para niños y jóvenes, el entrenamiento utiliza juegos interactivos, entretenidos y desafiantes que motivan al niño a alcanzar nuevos niveles.