La hiperactividad en la infancia

¿De qué hablamos cuando nos referimos al término de hiperactividad?

El Trastorno por Déficit de Atención/Hiperactividad (TDAH) es el trastorno de origen neurobiológico más típica en los niños que en las niñas, que comienza a los 3 ó 4 años y se agrava en la edad escolar. Fue descrito por primera vez en 1902 por Still. Se estima que lo padece entre un 3% y un 7% de la población infantil, se puede decir que equivale a uno o dos niños por aula.

Hablamos de niños que muestran una gran intensa actividad motora, están constantemente moviéndose, sin que esta actividad tenga un propósito final. Comienzan una actividad y sin acabarla se pasan a desarrollar otra y sin finalizar esta última comienzan otra, así continuamente. Esta hiperactividad aumenta en presencia de otras personas, especialmente con las que no mantienen relaciones frecuentes. Por el contrario, cuando se encuentran solos la intensa actividad disminuye.

Actualmente existe una prueba llamada Tomografía por Emisión de Positrones (PET) para detectar esta enfermedad en los niños e ir informando de la mejorarían después de llevarse a cabo el tratamiento. Un estudio realizado con este procedimiento en un hospital de Bilbao ha constatado que los menores hiperactivos suelen tener el cerebro ligeramente más pequeño que el resto de los chavales, en torno a un 3%. Algunos médicos opinan que por bajas que sean las radiaciones, no podemos someter a ellas a todos los niños en los que tengamos que diagnosticar un posible déficit de atención e hiperactividad, ratifican la importancia del diagnóstico clínico.

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Algunas características que presenta un niño hiperactivo suelen ser las siguientes:

–  Falta de atención: pocas veces pueden mantener la atención durante mucho tiempo en algo, por lo que suele tener problemas en el rendimiento escolar.

–    Impulsividad: suelen actuar sin repararse en pensar, por lo que suelen ser desobedientes, no sólo no hacen lo que los padres y maestros les dicen si no que hacen lo contrario.

–    Hiperactividad: es una de las características más destacadas de este problema. Son incapaces de estarse quietos.

–    Comportamiento: Son tercos, obstinados, cambios bruscos de ánimos e intensos (imprevisibles), violentos e inmaduros.

–    Aprendizaje: al no mantener la atención en la actividad que realiza tiene problemas de concentración lo que conlleva un bajo rendimiento escolar.

Indicadores de hiperactividad

– De 0 a 2 años: Problemas en el ritmo del sueño y durante la comida, períodos cortos de sueño y despertar sobresaltado, resistencia a los cuidados habituales, reactividad elevada a los estímulos auditivos e irritabilidad.
– De 2 a 3 años: Inmadurez en el lenguaje expresivo, actividad motora excesiva, escasa conciencia de peligro y propensión a sufrir numerosos accidentes.
– De 4 a 5 años: Problemas de adaptación social, desobediencia y dificultades en el seguimiento de normas.
– A partir de 6 años: Impulsividad, déficit de atención, fracaso escolar, comportamientos antisociales y problemas de adaptación social.