El deporte en la adolescencia: clave para el bienestar y el aprendizaje

Con motivo del Día Internacional del Deporte para el Desarrollo y la Paz, que se celebra cada mes de abril, se vuelve a destacar el papel fundamental que tiene el deporte y la actividad física inclusiva en nuestra sociedad. Más allá de sus beneficios para la salud, la práctica deportiva contribuye de manera decisiva al desarrollo académico, emocional y social de los jóvenes, en una etapa clave para adquirir habilidades esenciales para la vida.

Sin embargo, los datos siguen siendo preocupantes. Según un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS), solo un 20 % de los adolescentes en edad escolar (entre 11 y 17 años) realiza el mínimo diario recomendado de una hora de actividad física. Esta cifra pone de relieve la necesidad de fomentar hábitos saludables desde edades tempranas.

Desde el ámbito de las ciencias sociales, numerosos estudios han demostrado que la actividad física regular tiene un impacto muy positivo en la autogestión emocional, especialmente durante la adolescencia. En palabras de Jonny Cross, director de deporte y educación física de The British School of Barcelona, “el ejercicio regular no solo mejora la salud física, sino que también potencia la capacidad de gestionar las emociones y el estrés gracias a la liberación de hormonas del bienestar como la serotonina, las endorfinas y la dopamina”.

Cross añade que la actividad física, además, es una vía eficaz para desarrollar competencias como el trabajo en equipo, la disciplina personal y la toma de decisiones saludables, herramientas fundamentales tanto dentro como fuera del ámbito educativo.

En este contexto, el Día Internacional del Deporte se convierte en una oportunidad para reflexionar sobre cómo el deporte puede ser una poderosa herramienta para promover la paz, la inclusión y el bienestar emocional, especialmente entre la juventud.

Desatender estos aspectos en la etapa escolar puede influir negativamente en la salud mental, la socialización y la motivación académica futura, por lo que es fundamental fomentar una vida activa desde edades tempranas, con acceso a entrenamientos de calidad, coaching personalizado e instalaciones adecuadas que refuercen su impacto positivo.

Cómo el deporte impulsa el crecimiento integral de los jóvenes

Más allá del rendimiento físico, el deporte permite a los jóvenes formar equipo, aprender a trabajar en conjunto, y desarrollar su identidad y sentido de pertenencia. Estas experiencias contribuyen a mejorar su autoestima, su habilidad para gestionar relaciones interpersonales y su capacidad para adaptarse en diferentes situaciones.

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“La diferencia entre los alumnos que practican deporte regularmente y aquellos que no lo hacen es clara”, afirma Cross. “Desde el punto de vista físico, los jóvenes que entrenan y participan en deportes de equipo desarrollan mejor sus capacidades motoras, habilidades técnicas y coordinación, lo que se traduce en mayor agilidad, velocidad y fuerza. Además, su familiaridad con el ejercicio les permite desenvolverse con mayor seguridad en otros deportes y actividades físicas”, añade. 

Por otro lado, los alumnos deportistas tienden a mostrar una mayor capacidad para resolver conflictos, un enfoque competitivo positivo y una mentalidad orientada a la excelencia, aspectos que pueden reflejarse en su desempeño en otras áreas escolares.

Educación activa: inclusión, motivación y experiencias deportivas

En este contexto, se ha demostrado que el ejercicio físico en las etapas formativas, ya sea a nivel curricular o como actividad extraescolar, promueve el desarrollo y el mantenimiento cognitivo de los estudiantes, manifestándose en un rendimiento académico superior. Por eso, el objetivo es integrar el deporte en la rutina diaria y fomentar un estilo de vida activo y sostenible en el tiempo. Para ello, es imprescindible adaptar los programas a cada joven. «En BSB tenemos muy claro que el deporte es para todos y dentro de esta área potenciamos la igualdad y la equidad, proporcionando oportunidades para que cada uno pueda experimentar y encontrar su propio camino», explica el experto. 

Entre estas iniciativas destacan las competiciones entre equipos del colegio y con otros colegios, actividades deportivas lúdicas no competitivas a la hora del almuerzo, una variedad de clubes extraescolares que permiten probar distintas disciplinas, o los equipos deportivos federados en todas las categorías, creando así un programa amplio y dinámico que va más allá de las clases de educación física. “Este enfoque holístico permite que cada estudiante encuentre su lugar, ya sea compitiendo, formando parte de un equipo o simplemente disfrutando del juego y la convivencia”, concluye.