El aprendizaje reflexivo, el método educativo que responde a los problemas del mundo actual

La escala y complejidad de muchos problemas globales actuales han llevado a un cambio en cómo debemos enfrentar soluciones posibles. En la actualidad, es inviable abordar temas de envergadura global, como la crisis climática o la sobrepoblación, desde una sola disciplina en solitario. Son temas multidimensionales que necesitan soluciones transdisciplinarias, integrando aspectos sociales, económicos, científicos o tecnológicos, de manera transversal. En este escenario, es fundamental educar desde la infancia con un enfoque global y multifacético, fomentando la curiosidad y el pensamiento crítico, para preparar a los jóvenes a enfrentar esta nueva realidad.

Esto es lo que ha llevado a The British School of Barcelona (BSB), reconocida como una de las mejores escuelas británicas del mundo, a adaptar el currículo de educación primaria con un enfoque pedagógico que promueve el aprendizaje basado en la investigación. Este enfoque se conoce como Aprendizaje Reflexivo o Inquiry Based Learning (IBL). Este modelo promueve el desarrollo de habilidades transversales, destacando «la capacidad de colaborar, analizar, investigar y pensar críticamente para comprender e interrelacionar conceptos desde una perspectiva más amplia», según Judy Dean, Subdirectora de Educación Infantil y Primaria en el campus que la escuela tiene en Castelldefels. «Centramos el aprendizaje en conceptos que permiten a los niños desarrollar diferentes formas de aprender, interpretar lo que estudian, comprender y relacionar, y resolver problemas», añade Dean. Este método de enseñanza valora lo que los estudiantes aprecian más: según la reciente encuesta Flash – ¿Por qué estudiamos?, realizada por la Fundación SM, «el 82% de los jóvenes opina que la educación debería enfocarse más en el desarrollo de habilidades prácticas y aplicables en el mundo laboral».

Un proceso de planificación compartido

Para promover este aprendizaje transdisciplinar, es imprescindible rediseñar el plan de estudios de tal forma que la planificación sea dinámica y flexible, y donde las actividades no vengan prefijadas desde el profesorado, sino que dejen espacio para que los alumnos puedan reflexionar sobre la unidad, puedan participar activamente en el diseño de su aprendizaje y donde las experiencias educativas respondan a sus intereses e inquietudes. “Trabajamos por proyectos donde las unidades de trabajo están muy bien definidas desde el principio”, explica Dean. “Establecemos en primer lugar los objetivos y las expectativas de aprendizaje en base al currículum, y definimos la línea de investigación que vamos a seguir para que los alumnos desarrollen las ideas y la compresión que queremos obtener como consecuencia de su aprendizaje. Determinamos los conceptos y las conexiones implícitas en esta línea de trabajo, cómo interrelaciona diferentes áreas del currículo, y cómo se puede aplicar y transferir al mundo real. Por último, nos preocupamos de que el aprendizaje sea atractivo, relevante, interesante e importante para los niños, desarrollando la unidad a partir de la curiosidad y la investigación de los alumnos.”

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Entender antes que saber

El objetivo de esta metodología es la comprensión, más allá de la adquisición de conocimientos en sí. Una de las herramientas clave para ello son las preguntas, y para ello “es fundamental crear un entorno de aprendizaje que promueva la curiosidad, la investigación, las ganas de explorar y de hacerse preguntas”, aclara Dean. “Un espacio donde la figura del profesor es la de facilitador y donde el alumno está en el centro de su aprendizaje. Este contexto fomenta el pensamiento crítico y la reflexión a lo largo de toda la unidad, e invita a la colaboración, algo fundamental para llevar un proyecto a buen término.” En este sentido, la selección de recursos y actividades en cada proyecto es crítico “para motivar al alumno y despertar esa curiosidad sobre el mundo que le rodea.”

¿Cómo se tiene evidencia del aprendizaje?

Para comprobar que los alumnos están comprendiendo lo que se les está enseñando a partir de este modelo de aprendizaje basado en la investigación es imprescindible empezar a recopilar datos desde bien temprano con el objetivo de analizar los progresos a lo largo del tiempo. “El proceso de planificación y evaluación está interconectado y es cíclico, por lo que es fundamental ser flexible dentro del IBL”, explica Dean. “Sin embargo, hay objetivos clave en todos y cada uno de los proyectos (establecidos en el propio currículo nacional británico) que deben ser cubiertos, por lo que nos aseguramos de planificar cada proyecto cuidadosamente para garantizar que todos se cubren. Evaluamos a los niños con regularidad utilizando una serie de métodos diferentes, ya sea observación, pruebas de comprensión o aplicación de conocimientos y/o habilidades en un contexto más amplio o diferente. Esto nos permite planificar el siguiente proyecto IBL para asegurarnos de que nos centramos en los siguientes pasos y en profundizar en el conocimiento, la comprensión y la aplicación de habilidades.”

En definitiva, el aprendizaje reflexivo o Inquiry Based Learning (IBL) pone el foco en promover el desarrollo de toda una serie de habilidades transdisciplinares de forma interrelacionada. Desde la colaboración y el trabajo en equipo hasta la resolución de problemas, pasando por la gestión de la información (acceso, búsqueda, análisis), la curiosidad, la creatividad, la gestión de proyectos, el pensamiento crítico, la capacidad de innovar y la adaptabilidad.

Nota prensa de The British School of Barcelona