El 32% de las víctimas de bullying no se lo dicen a nadie

El acoso escolar continúa siendo una realidad preocupante en los centros educativos de España. Según los últimos datos sobre convivencia escolar, el 9,53% de los alumnos reconoce haber sufrido bullying, mientras que el 9,2% afirma haber sido víctima de ciberacoso durante su infancia. Aún más alarmante, uno de cada diez estudiantes (10,6%) asegura haber presenciado o conocer algún caso de acoso, lo que demuestra que este problema afecta a toda la comunidad educativa y no solo a quienes lo sufren directamente.

El impacto del bullying puede ser devastador para el desarrollo personal y académico de los jóvenes, especialmente porque muchos casos permanecen ocultos para padres y docentes. De hecho, uno de cada tres alumnos no comparte su situación con nadie, y solo el 30,9% se lo comunica a un profesor, el 20% a un familiar y el 14,8% a otro compañero.
“El miedo y la falta de confianza dificultan la denuncia y perpetúan el acoso. Es fundamental que los niños dispongan de canales de comunicación eficaces y herramientas que les ayuden a sentirse seguros”, señala Jorge Álvarez, CEO de SaveFamily, empresa española dedicada al desarrollo de soluciones tecnológicas orientadas a la protección infantil.

También existen diferencias por género: el 10,6% de las chicas declara haber sido víctima de acoso, frente al 8% de los chicos. “Estamos ante un problema que afecta directamente a la autoestima y al bienestar emocional de los menores. Si no se actúa a tiempo, las consecuencias pueden perdurar durante toda la vida”, advierte Álvarez.
De acuerdo con datos de la Fundación ANAR, el 28,2% de los casos de acoso escolar se prolongan durante más de un año, evidenciando la necesidad urgente de reforzar la prevención, la detección temprana y el acompañamiento psicológico en los centros educativos.

En este contexto la tecnología ha dado un paso al frente y ha presentado alternativas para la seguridad infantil, pero el uso de móviles en edades tempranas se ha convertido en un grave problema en los últimos años. De hecho, un 38% de las familias alertan de que, según el último Observatorio de Hábitos Digitales en los menores elaborado por SaveFamily, el uso de dispositivos móviles por parte de niños afecta al rendimiento escolar debido al abuso de redes sociales y acceso a internet sin restricciones.

Esta amenaza ya está muy extendida ya que, actualmente, hasta el 68% de los menores utiliza internet antes de los 11 años y hasta niños de 4 años ya disponen de móviles; lo que ha provocado que el sector educativo responda con prohibiciones a su uso y reclame alternativas. Aquí entran en juego los relojes inteligentes infantiles, cada vez más demandados en Europa, que se presentan como una solución que dan tranquilidad a los padres, protegen a los niños y les permiten una inmersión controlada en el mundo digital.

“El smartphone, a edades tempranas, abre la puerta a riesgos que los niños no saben gestionar. Con dispositivos diseñados específicamente para ellos, podemos retrasar ese acceso y a la vez ofrecer seguridad y autonomía”, añade Álvarez.

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Avance tecnológico contra el acoso con sello español

El pistoletazo de salida a esta revolución tecnológica en las aulas tiene sello español: el primer reloj inteligente de todo el mundo diseñado con la participación de los propios niños; el SaveWatch+2. Este smartwatch integra una inteligencia artificial 100% “made in Spain” que actúa como asistente personal adaptado a la edad del menor y una tecnología que permite detectar casos de bullying.

“El proyecto partió de una pregunta sencilla: ¿qué necesitan y qué quieren los niños? Ellos nos ayudaron a dar forma a un dispositivo resistente, práctico y divertido, pero también con herramientas para cuidarlos”, explica el directivo de SaveFamily, compañía impulsora de esta iniciativa infantil y premiada recientemente por el desarrollo del mejor smartwatch infantil de toda Europa.

Entre sus funciones destacan el botón SOS para dar respuestas rápidas a casos de emergencia, la localización GPS, el “modo clase” que convierte el smartwatch en un reloj convencional en los horarios lectivos y evita distracciones de los niños, un WhatsApp seguro que permite comunicarse con contactos autorizados, y sensores de salud.
  La gran novedad, sin embargo, es su módulo antibullying, que se activa en caso de riesgo y posibilita a los padres conocer el entorno del menor aprovechándose de una escucha remota, de las cámaras y de los sensores del dispositivo; lo que permite esbozar una idea del entorno del niño y escuchar los posibles maltratos infantiles. Además, el menor también puede activar una alerta gracias a la que los padres reciben información inmediata para intervenir.

avisos bullying en el colegio

Un asistente personal en la muñeca

Todos estos avances y el modo antibullying son viables gracias a la mayor innovación del reloj: el primer sistema de IA diseñado en España y pensado exclusivamente para niños. Este asistente no solo ayuda a resolver dudas o a activar funciones del reloj, sino que también detecta patrones de riesgo y refuerza la autonomía del menor.

“La IA no está pensada para vigilar, sino para acompañar”, explica el CEO de SaveFamily. “Puede responder a preguntas según la edad del niño, crear imágenes bajo sus indicaciones, ayudarle a organizar tareas o incluso recomendar pedir ayuda si identifica una situación preocupante. Se trata de un aliado cotidiano que aporta confianza y seguridad”, asegura.

Estas cualidades han permitido al sector de los smartwatches situarse como la gran alternativa al preocupante uso de los teléfonos móviles por parte de los menores; pero los expertos también insisten en la necesidad de implantar protocolos claros en los centros escolares como base de cualquier estrategia contra el acoso.
  “Un reloj puede dar la señal de alarma y cada herramienta que acerque a un niño a pedir ayuda es valiosa, pero la verdadera solución está en la respuesta de los adultos y en la capacidad de los compañeros de no permanecer callados. Nuestro objetivo es complementar, para permitir que los peques crezcan en unas aulas más seguras y eficaces”, determina Álvarez.