Si alguna vez has visto una ballena en un documental o en una ilustración infantil, quizá te haya parecido un animal casi de fantasía: enorme, con una “nariz” que lanza chorros de agua y capaz de cantar bajo el mar. Pero las ballenas son muy reales, viven en todos los océanos del planeta y cumplen un papel clave en la salud del medio marino. Vamos a conocerlas mejor con ojos curiosos y mente de niño, pero con datos científicos de verdad.
1. El animal más grande que ha existido jamás
Cuando hablamos de tamaño XXL en la naturaleza, la reina absoluta es la ballena azul. No hay dinosaurio conocido que la supere. Un ejemplar adulto puede superar los 30 metros de longitud, algo así como un edificio de 10 pisos tumbado en el agua, y pesar más de 150 toneladas, lo que equivale a unos 30 elefantes juntos.
Pese a ese tamaño descomunal, las ballenas no son monstruos marinos. Todo lo contrario: muchas especies son bastante tranquilas y pasan el día nadando, buceando y alimentándose sin hacer demasiado ruido… salvo cuando llega la hora de cantar, claro.
Su cuerpo está perfectamente adaptado al agua: forma hidrodinámica, una gruesa capa de grasa que las aísla del frío y una potente cola que funciona como un motor silencioso. Son mamíferos, igual que nosotros, y eso significa que respiran aire, tienen sangre caliente y las crías maman leche materna.
2. La “nariz” en la espalda: el espiráculo
Una de las cosas más llamativas de las ballenas es que parecen tener la nariz en la espalda. Ese agujero que ves en la parte superior de la cabeza se llama espiráculo y es la entrada y salida del aire.
Como viven en el mar pero necesitan respirar aire atmosférico, el espiráculo es una solución perfecta: la ballena sube a la superficie, asoma solo una parte de la cabeza, abre el espiráculo, expulsa el aire usado y toma aire nuevo en unos segundos. Después vuelve a sumergirse. Cuando exhala, el aire caliente choca con el agua fría y forma ese característico chorro que vemos desde los barcos.
Según la especie, pueden permanecer bajo el agua varios minutos sin respirar. Algunas, como los cachalotes, son capaces de aguantar más de una hora. Lo logran gracias a pulmones muy eficientes y a una sangre que transporta gran cantidad de oxígeno.
3. El karaoke submarino: cantos que viajan muy lejos
Si tuviéramos un micrófono bajo el agua en ciertas zonas del océano, escucharíamos una auténtica banda sonora de gemidos, silbidos, chasquidos y largos cantos. Muchas ballenas, como las jorobadas, son famosas por sus complejas “canciones”.
Los cantos de ballena son secuencias de sonidos que pueden durar varios minutos y repetirse una y otra vez. Se cree que sirven para comunicarse, para atraer a las hembras en época de reproducción e incluso para orientarse en el inmenso océano. Lo fascinante es que estas señales acústicas pueden recorrer grandes distancias bajo el agua, llegando a cientos de kilómetros, porque el sonido viaja mejor en el mar que en el aire.
Cada población de ballenas jorobadas, por ejemplo, tiene su propio “repertorio” que va cambiando con los años, casi como si fuera una cultura musical que evoluciona. Algunos investigadores comparan estos cantos con las canciones populares que van pasando de generación en generación.
4. El bufé de krill: comer con “colador”
Otra imagen muy divertida de las ballenas es la de una enorme boca abierta tragando agua llena de pequeños bichitos. Muchas de las grandes especies, como la ballena azul o la ballena de Groenlandia, no tienen dientes afilados, sino barbas: láminas flexibles hechas de queratina, el mismo material del pelo o las uñas.
Las barbas funcionan como un colador. La ballena abre la boca y traga una gran cantidad de agua llena de krill (pequeños crustáceos parecidos a camarones) y otros organismos diminutos. Luego cierra la boca y empuja el agua hacia fuera con la lengua. El agua sale, pero el krill queda atrapado en las barbas y la ballena se lo traga. En temporada de alimentación, una ballena azul puede ingerir varias toneladas de krill al día.
Este sistema de “filtrado” es tan eficiente que le permite mantener ese tamaño gigantesco comiendo presas minúsculas. Es un buen recordatorio de cómo, en la naturaleza, lo pequeño y lo grande están profundamente conectados.
5. De caminar en tierra a nadar en el océano
Aunque hoy nos parezca imposible imaginar a una ballena fuera del mar, sus antepasados vivían en tierra firme. Los fósiles muestran que los primeros antepasados de las ballenas aparecieron hace unos 50 millones de años y tenían aspecto de mamíferos terrestres, del tamaño de un perro grande o un lobo.
Con el paso de millones de años, algunos de esos animales se fueron adaptando a la vida en el agua: sus patas delanteras se transformaron en aletas, las traseras casi desaparecieron, la cola se hizo más fuerte y la nariz se desplazó poco a poco hacia la parte superior de la cabeza hasta convertirse en el espiráculo. Es uno de los ejemplos más impresionantes de evolución que conocemos.
Hoy distinguimos dos grandes grupos: las ballenas con barbas (misticetos), especialistas en filtrar krill y plancton, y las ballenas dentadas (odontocetos), como los delfines, orcas o cachalotes, que tienen dientes y cazan peces, calamares u otros mamíferos marinos.
6. Ingenieras del clima y guardianas del océano
Hablar de ballenas no es solo hablar de animales simpáticos y enormes. También es hablar de equilibrio ecológico y de clima. Cada vez entendemos mejor que las ballenas son auténticas ingenieras del océano.
Cuando se alimentan en las profundidades y luego suben a la superficie, arrastran nutrientes que favorecen el crecimiento del fitoplancton, esas microscópicas plantas marinas que producen buena parte del oxígeno que respiramos y capturan dióxido de carbono. Además, los cuerpos de las ballenas, cuando mueren y se hunden al fondo del mar, almacenan carbono durante siglos.
Por eso, proteger a las ballenas no es solo una cuestión de cariño hacia los animales, sino también una forma de cuidar el clima y la salud de los océanos.
7. Ballenas y personas: un futuro compartido
Durante siglos, muchas especies de ballenas fueron cazadas de forma intensiva por su grasa, su carne y sus barbas. Algunas estuvieron al borde de la extinción. Hoy la caza comercial está muy limitada, pero las ballenas siguen enfrentándose a numerosos peligros: colisiones con barcos, redes de pesca, contaminación química y acústica, y el calentamiento global que altera sus rutas migratorias y la disponibilidad de alimento.
Afortunadamente, también hay buenas noticias. Cada vez sabemos más sobre ellas gracias a la ciencia, y muchos países han creado áreas marinas protegidas para que puedan vivir y reproducirse con menos amenazas. Incluso el turismo responsable de avistamiento de ballenas se ha convertido en una actividad que ayuda a valorarlas y a generar ingresos para las comunidades costeras.
Si alguna vez tienes la oportunidad de ver una ballena en libertad, entenderás por qué tanta gente se enamora de estos gigantes del océano. Su presencia impone respeto, pero al mismo tiempo transmiten una calma difícil de explicar. Son, sin duda, uno de los grandes tesoros vivos de nuestro planeta azul.
Preguntas frecuentes sobre ballenas
1. ¿Cuál es la ballena más grande del mundo y cuánto puede llegar a pesar?
La ballena azul es la especie más grande que se conoce. Un adulto puede superar los 30 metros de longitud y alcanzar más de 150 toneladas de peso. Es el animal más grande que ha existido jamás del que tengamos registro, por encima de cualquier dinosaurio conocido.
2. ¿Cómo respira una ballena a través del espiráculo sin tragarse agua?
El espiráculo es una abertura conectada a los pulmones, situada en la parte superior de la cabeza. Está rodeado de músculos y válvulas que se cierran de forma hermética cuando la ballena se sumerge, para que no entre agua. Solo se abre durante unos segundos cuando sale a la superficie, expulsa el aire usado y toma aire nuevo antes de volver a bucear.
3. ¿Por qué las ballenas cantan bajo el agua y qué funciones tienen sus cantos?
Los cantos de ballena sirven para comunicarse a largas distancias, coordinarse entre individuos y, en muchas especies, para la reproducción. En el caso de las ballenas jorobadas, son los machos los que producen las canciones más complejas durante la época de cría, probablemente para atraer a las hembras y competir con otros machos.
4. ¿Qué comen exactamente las ballenas con barbas y qué es el krill?
Las ballenas con barbas se alimentan sobre todo de krill, unos pequeños crustáceos parecidos a camarones, y de otros organismos diminutos del plancton. Tragan grandes bocados de agua y la expulsan filtrándola con sus barbas, que actúan como un colador gigante. De esta forma pueden capturar millones de presas pequeñas al día y obtener la energía necesaria para mantener su enorme cuerpo.



