En una nota anterior hablamos sobre la labor de los profesores particulares como facilitadores del conocimiento en aquellos casos en los que el alumno necesita un apoyo especial para sortear las exigencias de la escuela. Sin embargo también hay alumnos que asisten a profesores particulares para adelantar contenidos. En cualquiera de los dos casos, no se debe pensar en los institutos y profesores particulares como una extensión de la escuela.
Aquí los alumnos también deben estudiar y hacer tareas. El objetivo es estudiar de una forma más intensiva y personalizada, pero eso no quiere decir que los profesores particulares sean ogros que no pueden entender un chiste. Más bien al contrario, el ambiente en los institutos o en el trabajo con profesores particulares, suele ser más ameno porque los chicos no están tan vigilados.
¿Cómo sacar provecho a esta relación tan peculiar?
Algunos alumnos encuentran entretenido asistir a profesores particulares, otros lo ven como una tortura. Dependiendo del tipo de alumno, y también de la materia a preparar, habrá resultados diferentes en el proceso de aprendizaje. Hay que tener en cuenta que un profesor particular es una persona especializada en una materia o tema, aunque a veces también tienen conocimientos generales de numerosas materias y ayudan a preparar exámenes de diferentes materias.
Cuando elijamos un profesor particular para nuestros hijos es importante que no lo enviemos solamente porque va con sus amigos. El objetivo tiene que ser aprender, pasar de grado en caso de estar cerca de repetir, pero no divertirse.
Aún así es obvio que conocerán gente y harán nuevos amigos, eso es importante porque quizás sean personas que ayudan a enfocar al niño en el proceso educativo. Normalmente los profesores particulares logran un trato más ameno y amigable con los alumnos y por eso son más queridos, pero en realidad no son otra cosa que profesores que por diferentes raznoes han decidido emprender un negocio privado antes que trabajar en escuelas.