El gigante tragón

Este cuento habla sobre el valor de la cooperación. Desde pequeños tienen que aprender que trabajando juntos se consigue mucho más que haciéndolo solo y esto es aplicable tanto a todos los aspectos de su vida.

Erase una vez una abuelita que vivía con sus tres nietas. Las tres niñas ayudaban en las tareas del hogar por el cariño que sentían a su abuela.
Un día la abuelita les dijo que en cuanto acabaran cada una de ellas su faena de la casa, podían bajar a la bodega a merendar pan con miel.
Al poco rato la pequeña de las tres hermanas acabó su labor y marchó a la bodega.
Nada más llegar, en la puerta y sin llegar a entrar, escuchó una voz que cantaba:
– Pequeña, pequeñita, no vengas acá, tralará, tralará…
-¿De dónde ha salido esa voz? se preguntó la pequeña, y decidió entrar.

Zas!! en ese mismo momento el gigante Tragón la metió en un saco y la cerró.
Al cabo de media hora, la hermana mediana acabó su labor y le dijo a su abuelita que marchaba a merendar pan con miel a la bodega.
-Está bien – le dijo la abuelita – y de paso dile a tu hermana que está tardando demasiado en volver a casa.
-Muy bien abuela, se lo diré.

En cuanto llegó a la puerta de la bodega, justo antes de entrar, escuchó una voz que cantaba:
-Mediana, medianita, no vengas acá, tralará, tralará…
-¿Quién anda ahí? Preguntó la niña, y aunque no escuchó respuesta, decidió entrar.

Zas!! De nuevo el gigante Tragón encerró a la hermana mediana en el saco junto a la pequeña.
Pasado ya medio día, la abuela se acercó a la hermana mayor y le preguntó -¿Todavía no has acabado?
-Me falta poco abuelita, ya voy.
-Hazme un favor, déjalo ya, acércate a la bodega a ver que hacen tus hermanas, se está haciendo muy tarde…

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Y así lo hizo, pero cuando llegó a la puerta de la bodega pudo oír a alguien cantar:
-Mayor, mayorcita, no vengas acá, tralará, tralará…

Con toda curiosidad se acercó y Zas!!! Las tres hermanas acabaron en el saco del gigante Tragón.
Con toda la preocupación del mundo la abuelita salió a buscar a sus nietas, y al llegar a la puerta de la bodega escuchó cantar:
-Abuela, abuelita, no vengas acá, tralará, tralará…
-Ay Dios mío, mis niñas, seguro que ese gigante Tragón las ha cogido…

Pues la abuelita ya conocía al malvado gigante.
Corrió y corrió en busca de ayuda pero no encontró a nadie, y sentada en una roca llorando por sus nietas, se le acercó una avispa a preguntar:
-Ancianita, ¿qué le sucede? ¿Se encuentra usted bien?
-Mis nietas, las ha raptado el gigante Tragón, pobrecitas mías.
-No se preocupe abuelita, ese malvado tendrá su merecido.

En seguida la avispa avisó a todas sus amigas del enjambre, y con voz de ataque gritaron:
-Vamos a por ese gigante malvado, hay que darle su merecido, ¡¡¡adelante compañeras!!!!

En el momento que el gigante Tragón salía de la bodega camino al bosque, todas las avispas empezaron a picotearle sin parar. Éste salió corriendo temeroso de los picotazos y olvidándose allá mismo del saco con las tres pequeñas.
Las niñas pudieron salvarse de las garras del gigante Tragón gracias a unas avispas muy avispadas.
Finalmente, la abuelita y sus tres adorables nietas marcharon a casa para merendar un rico pan con miel.

FIN