De las clases de miopía
no se yo cual es peor:
la de la vista, la del alma
o la de la razón.
Hay quienes son miopes
porque sus ojos no ven
y otros que no ven nada
por no querer;
quienes a todos se dan
con alma grande
y quienes salvo a ellos
no ven a nadie;
algunos que comprenden
que hay mil formas de ver
y otros cuya razón
se cierra para entender.
Y puestos a elegir
entre miopías,
más que la del alma o de la razón,
prefiero la de la vista,
que al fin y al cabo
con ayuda de unas lentes
el miope de los ojos
verá a la gente;
pero no existen las gafas
-o no las conozco yo-
para el miope de la mente
o del corazón.
José García Velázquez
Segovia, 7 de diciembre de 2005